Autor/Fuente: elpais.bo
Publicado: martes julio 15, 2025
El alza de los agroinsumos, la escasez de diésel y la devaluación del boliviano encarecen el agro. Campesinos explican que antes invertían Bs 10.000 para sembrar papa y ahora 30.000. Cuestionan la falta de control
En el área rural de Tarija los productores ya no solo deben luchar contra las inclemencias del clima, ahora también deben enfrentar un entorno adverso donde todo se ha encarecido. Desde las semillas hasta los repuestos para maquinaria, pasando por los abonos, pesticidas y la misma mano de obra, los costos de producción se han disparado hasta en un 100% y esto ha duplicado la hoja de costos.
Y mientras el Gobierno asegura que controla los precios de los productos de la canasta básica en los mercados urbanos, los campesinos denuncian que nadie regula los precios para los productores, ni los protege del impacto económico que viene golpeando con fuerza desde hace más de un año.
Producir cuesta el doble
“Todo está caro”, resume Lorenzo Ayarde, dirigente campesino de la Subcentral de Tolomosa, una zona agrícola del valle central de Tarija. Su testimonio da cuenta que, fertilizantes que antes costaban 400 bolivianos ahora superan los 900, y las semillas que se conseguían por 80 o 100 bolivianos ahora se ofrecen por más de 150.
“Vemos que todos los días el Defensor del Consumidor sale a los mercados, hace controles, pero nadie habla de cómo sufre el verdadero productor, el campesino”, manifestó a los medios de comunicación.
Ayarde señala que agosto es el mes en que empieza una nueva temporada de siembra, pero muchas familias están pensando en dejar parte de sus tierras sin trabajar. No porque no quieran, sino porque no pueden asumir el costo, el dinero ya no alcanza para invertir y mantener al mismo tiempo a sus familias, cuyos gastos también han subido debido al encarecimiento de la canasta básica familiar.
El peso de la crisis y los dólares
La escasez de dólares es otro factor que complica el escenario para el agro. René Rollano, dirigente campesino del Chaco, específicamente del municipio de Yacuiba, cuenta que hasta hace un año, con dificultad pero con esfuerzo, los productores podían acceder a los agroquímicos, repuestos, semillas y maquinaria necesaria. Hoy, esa posibilidad está cada vez más fuera de su alcance.
“Un litro de insecticida que costaba 100 bolivianos ahora vale más de 150. Los repuestos para tractores que antes comprábamos por 1.000 dólares, ahora están en 2.000”, detalla. Los precios han subido, reconoce, en parte por la escasez de divisas, lo que dificulta las importaciones, pero también –acusa– por especulación de los mismos importadores. “A ellos nadie los controla”, lamenta.
Asimismo, indica que los productores también tienen que lidiar con el cambio climático, ya que en el Chaco la sequía es cada vez más prolongada, lo que reduce las posibilidades de cosechar.
Rollano agrega otro problema a la ecuación, los combustibles. Las largas filas para conseguir diésel o gasolina no solo retrasan el trabajo en el campo, sino que generan incertidumbre en los momentos más críticos de la producción.
Desde Bermejo, el exdirigente de la Federación de Campesinos, Hugo Hoyos, ha coincidido con estos factores que golpean al agro, empero hizo énfasis en la falta de carburantes.
Subió el jornal
La mano de obra también ha incrementado su precio. Rollano menciona que la mano de obra que antes costaba 100 bolivianos por día (el jornal), pero que ahora los mismos trabajadores piden entre 130 a 140 bolivianos, esto debido a que la crisis económica ha encarecido la canasta básica familiar y lo que ganaban antes ya no les alcanza.
Ambos productores señalan que el encarecimiento de la producción agrícola no solo afecta al sector campesino. Impacta directamente en el precio final de los alimentos que llegan a la ciudad, da lugar a mayor inflación y tensiona aún más la economía de las familias urbanas.
Sin políticas ni ayuda
Desde el sector campesino hay un consenso, no se sienten escuchados. La crítica más común es que no existe una política clara del Gobierno para regular los precios de los insumos agrícolas, ni una estrategia efectiva para amortiguar el impacto económico en el agro.
Los dirigentes piden fiscalización a las importadoras de agroquímicos y maquinaria, subsidios o incentivos para abaratar los costos de producción y, sobre todo, que se visibilice la situación del campo como una prioridad nacional. Porque sin producir alimentos se pone en riesgo la soberanía alimentaria.
Ayarde al ser cuestionado sobre los beneficios del Programa Solidario Comunal (Prosol), dejó ver que estos no son suficientes, ya que 2.000 bolivianos no alcanza.
“Sabemos que no hay plata, pero los productos están bastante caros, han subido un 300%. No nos da para sembrar, imagínense, si antes nos daba para sembrar una hectárea, ahora vamos a sembrar cuarta hectárea por el tema de la inversión y eso va a afectar que los productos suban y las más afectadas serán las familias”, indicó.